El tronco muerto no es opción ni prioridad. Son árboles vivos, árboles milenarios, talados por lugareños que venden al mejor postor y este “mejor postor” toma su camión cargado de sabia muerta y directo a un aserradero artesanal en el mismo sector de Contao (Chiloé), para seguir su tránsito a Concepción con la madera lista, cortada en rigurosas pulgadas, para transformarse finalmente en un acogedor sofá de madera nativa.
No hay facturas de venta, no hay nombres ni documentos que avalen que esta madera ha sido obtenida legalmente, no hay controles en la carretera, no hay noticia, no hay investigación, sólo un arrimo de alerce decorando la casa de un buen cliente.
2 comentarios:
Evidentemente, estoy de la parte buena, aunque no sé si respondo bien a tu pregunta, porque casi no entendía a qué te referías; si te he entendido mal, me lo dices.
Resulta que el que no está de la parte buena no habla de estos temas, ya que sería valorar algo que ellos no tienen y que le interesa que esté un poco oculto, que no se hable de ello, no vaya a ponerse de moda y verse ellos dejados de lado.
A ver si tengo tiempo (es mi gran problema) y leo más de tu blog. Un abrazo, guapa.
¿Po qué le decías a Peña: "desde el fin del mundo"? ¿Es que se considera a Chile tan lejos?
¿O es que en muchos sitios pensamos que estamos "en el culo del mundo", como he oído alguna vez en mi pueblo y en otros sitios?
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