lunes, 5 de noviembre de 2007

Quién maneja a quien


Me parecían tan lejanos y cinematográficos los implantes de silicona, apostaba porque su uso era estrictamente laboral, una herramienta tórpemente necesaria de estas chicas de plástico. Asumía también que el cabello rubio, la liposucción, las extensiones de cabello, el blanqueamiento dental, la piel bronceada artificialmente, las uñas, ojos, pestañas postizas y otros secretos que de seguro desconozco, eran la clave y llave para denostar poder ante el hombre con apetito de perfección, esa era mi teoría hasta hoy, hasta hoy que hablé en extenso con un hombre de 60 y tantos años, que tuvo tanta silicona a su disposición, como billetes en el banco.
Soledad , si sacudes con fuerza a estas mujeres las desarmas y quedan en evidencia, desnudas sus secretos que son tan básicos como la calidad de sus implantes, de sus pestañas, sus uñas, sus ojos inventados, en fin..... y aquello es menos peligroso que enfrentarte a una mujer que no tenga nada que ocultar, salvo su propia piel del sol. La vida es un negocio en el que no se obtiene una ganancia que no vaya acompañada de una pérdida, y mi perdida ha sido obvia, opté por no correr riesgos, opté por no enamorarme, opté por llevar el control.
Luego me pregunté,,quién ostenta el poder realmente..

3 comentarios:

Orson Díaz dijo...

No llegaré a los 60 con dinero ni siliconas, pero sí casi entero. Gracias por visitar mi blog y dejar ese comentario. Sí, la furia es plena. Y no siempre significa romper. A veces nos construye las partes. Gracias de nuevo.

yorkperry dijo...

sucede que a veces....(llena el espacio en blanco)


un placer...

yorkperry dijo...

Sucede que a veces...
volvemos al principio sin volver al pasado,
entramos sin pase a convencer al jurado,
tiramos las bases, rompemos tratados,
y alas le nacen al acorazado.

Sucede que a veces
Ni martes, ni treces,
Ni grises, ni jueces.
En cambio aparecen
sonrisas y dientes,
encuentros ausentes
palabras silentes
tus labios urgentes
mis ojos creyentes
las ganas fervientes,
feliz accidente.

Sucede que a veces
jugarse la vida es justo y necesario
Sucede que a veces
vivimos los sueños en un calendario
Sucede que a veces
reimos-lloramos sin ser lo contrario.

Sucede que a veces
confieso los pasos
Sucede que a veces
no temo al fracaso
Sucede que a veces
te escribo en retraso
Sucede que a veces
estrecho los lazos.

Sucede que a veces
guardar la brújula es lo más cuerdo
vivir aconsejo para no volver lerdo
tratar al futuro como si fuera recuerdo,
nombrar siempre juntos a cada invento
y que cada minuto nos sea más lento....


-Yorkperry / 13 Enero 2007
(De vuelta al principio / sin ver el final)