Cómo hacer de las despedidas un justo camino hacia la libertad, porque eso son las despedidas en el fondo no? conseguir alas nuevas, limpias, sanas e inexcusables para avivar bienvenidas, bienvenidas que concilian el dolor con las piezas que desarmamos una por una.
No siempre nos alejamos por no necesitar más ese paradero en particular, por dejar de amar, porque terminamos un ciclo, porque vencimos la valla, porque la necesidad ya está cubierta, porque decidimos otro camino, porque ya no nos sirve, porque sencillamente nos aburrimos.
A veces las despedidas están impregnadas de amor, porque queremos la libertad del otro, porque creemos en esa libertad y aunque nos duela la piel, aunque retrocedamos mil millas y la tranquilidad se vaya a la mierda, la sola convicción de que sus pasos serán su retorno, su propio retorno, nos dan esa fuerza, esa extraña fuerza de decir despacito, con miedo, tiritando, pero armados hasta los dientes,,,ADIOS.
Nunca tuvo menos evidencias que hoy, nunca estuvo tan desarmado ni pobre como ahora, nunca estuvo más desvalido y solo que hoy, sin embargo le apura decirte adiós, le apura regalarte hojas en blanco para que vuelques en ellas tus nuevas ganas, le apura decirte adiós para que crezcas y despegues, le apura que corras, que desarmes los nudos que siempre fueron ciegos.
Le apura decirte adiós, antes de llorar, antes de lamentarse, le apura decirte adiós para que en esta despedida le regales a él cien hojas, también en blanco, para plasmar sus nuevas ganas que recién entiende, para que él regale sus propias bienvenidas, para abrir su corazón de nuevo…su corazón blanco, dispuesto y con ganas de reír a gritos.
No siempre nos alejamos por no necesitar más ese paradero en particular, por dejar de amar, porque terminamos un ciclo, porque vencimos la valla, porque la necesidad ya está cubierta, porque decidimos otro camino, porque ya no nos sirve, porque sencillamente nos aburrimos.
A veces las despedidas están impregnadas de amor, porque queremos la libertad del otro, porque creemos en esa libertad y aunque nos duela la piel, aunque retrocedamos mil millas y la tranquilidad se vaya a la mierda, la sola convicción de que sus pasos serán su retorno, su propio retorno, nos dan esa fuerza, esa extraña fuerza de decir despacito, con miedo, tiritando, pero armados hasta los dientes,,,ADIOS.
Nunca tuvo menos evidencias que hoy, nunca estuvo tan desarmado ni pobre como ahora, nunca estuvo más desvalido y solo que hoy, sin embargo le apura decirte adiós, le apura regalarte hojas en blanco para que vuelques en ellas tus nuevas ganas, le apura decirte adiós para que crezcas y despegues, le apura que corras, que desarmes los nudos que siempre fueron ciegos.
Le apura decirte adiós, antes de llorar, antes de lamentarse, le apura decirte adiós para que en esta despedida le regales a él cien hojas, también en blanco, para plasmar sus nuevas ganas que recién entiende, para que él regale sus propias bienvenidas, para abrir su corazón de nuevo…su corazón blanco, dispuesto y con ganas de reír a gritos.
4 comentarios:
Escribes muy bien. Describes, mejor. 92 millones de veces mejor.
Y recuperas toda tu energía de golpe, y vuelven las percepciones y las coincidencias y los amigos...
I like it
K.
"Vete si es asi que esta jurado
alla donde no llegan mis ojos
mi aliento no te reclamara mas de lo que te sufrio
y en el quedarfa la audacia de quererte..."
Besos , prima
La despedida es una pena dulce...
Odio las despedidas.
Hasta luego.
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