Ayer, justo a medianoche subía a un trasbordador, a un trasbordador que me cruzaría a la isla de Chiloé El aire estaba cálido, el mar absolutamente manso, y el único sonido era el del motor de la máquina, pero era un sonido más bien reposado, como parte del paisaje, un ruido necesario que me advertía que no estaba delirando,,el olor apareció, apareció la magia, los brujos, los olores, la calma, apareció ese leve latido nervioso, ese latido que cada cierto tiempo me recuerda que el piso se mueve a mi disposición.
cuatro ojos verán más,,,,,,,,,
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