martes, 26 de febrero de 2008

madejas...medejas de lana




Nos encontramos en el mismo lugar en que solíamos vernos cuando recién nos conocimos, la idea siempre nos pareció romántica, incluso cuando ya se nos extraviaba y confundía el amor de tanto amor.
Sentarnos, pedir lo mismo, reírnos antes de empezar a hablar, reconocernos de nuevo, reconocernos cada cierto tiempo. Fue en ese lugar, en esa mesa, a esa misma hora, hace ya años cuando me pidió que nos casáramos, su voz temblorosa, esas ganas incontenibles de desmadejar todo, absolutamente todo, me transportó a los mejores tiempos, a esos que son de verdad los mejores tiempos.
Me dice: qué pasaría si de pronto se me ocurriese dudar, dudar de todo, si se me ocurriese decidir que hoy es….es, hace mucho tiempo.
Qué pasaría si no hay turno de horas, que el tiempo no pasa y si es inexcusable? que se congelaron los años y estamos aquí.
Entonces la idea no me pareció tan absurda, la música no era distinta, la mesa seguía coja, sus ojos no han cambiado y sus madejas tampoco,,,,
Qué pasaría si dudo y sigo dudando?,,,,,
Qué pasaría que si te digo que te he regalado la vida en un sueño y que te he despertado y seguimos acá, seguimos,,,y la pregunta sigue siendo la misma.
Que pasa si dudo,,,,tú dudarías?.
Dudar de qué,,,de el tiempo, de tus ojos grandes y curiosos, de mi respuesta, dudar de qué?
Te he regalado estaciones, tiempo, cordura a medias, te he regalado pausas y hojas, te he regalado pausas y hojas,,,,,te los he regalado para que dudes,,,,,lo conseguí?.
Dudas?, vuelve a preguntar
No lo sé,,,,,,,,
Él ríe,,,ya casi sin madejas que desenredar.
Río, con mil madejas.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

esas dudas fabrican las certezas
Pablo I

Jesús Badenes dijo...

Cuanta razón, Pablo.

Héctor Monsalve Viveros dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Héctor Monsalve Viveros dijo...

Toda la magia se encuentra concentrada en la posibilidad
siempre vertiginosa de manejar el tiempo. A partir de ese
manejo yo invento vida para ti, invento hojas y pausas.
Y el uni verso entonces.

Lo otro es la actitud. El creer, en definitiva. El querer
asomarse a ese futuro que te inventan. Y entonces el mago depende del receptor, que es el sujeto de la magia. Y caemos sin
contemplaciones en la percepción y su relativismo. Y eres gracias a que él se inventa una mujer como tu, en su tiempo, en sus hojas y pausas.

Feliciano Tisera dijo...

Preciosa entrada, Soledad...

Gonxalo Oyanedel dijo...

Irónico: Las respuestas asoman a cada vuelta de la madeja