lunes, 7 de julio de 2008


Estoy de vuelta, como una piedrita gris y helada, con la nostalgia que sólo provoca una sutil canción de Franco Simone y la cabeza concentrándose en reemplazar el ruido de los autos por el de las olas reventando tan fuerte como un despertador.
Estoy de vuelta y no quiero estarlo. Ideal sería que mis palabras fueran suaves y gratas, pero no haré esfuerzos, esta vez asumo la pena porque es lo justo y la pena radica en saber que puedo ser de otro lugar, que los arraigos solo están en el conformismo de uno, en la necesidad de no atreverse a llevar mochilas vacías para regresar a casa porque algo se nos quedó, a saber que se puede ser de otro lugar siempre, que el desapego es parte de la vida, que a veces es necesario el desarraigo para concentrar las alas, las nuevas alas y solo darle curso para que ellas decidan donde quieren estar y es posible que si me hubiese ido a la antártica la pena sería la misma y es que insisto, solo tiene que ver con la convicción de que las raíces las traemos nosotros y no están clavadas en ninguna parte.
Hay una sola razón para querer regresar y es que al parecer recién empiezo a volar.



3 comentarios:

yorkperry dijo...

tus alas son negras?

Daniela dijo...

va en la sangre....aletee aletee que siempre es tiempo....siempre siempre es tiempo para descubrir...para volar, sumergirse o flotar.........sonò a cuete...jajaja, tb
besos
bienvenida.

paredes59 dijo...

Saludos desde México, vagando me encontre con este sitio, me agrada la foto que dice "Chiloé...Huraño, Esquivo", es real porque es muy buena.....