martes, 3 de abril de 2007

Silicona y neuronas. Una combinación peligrosa

El encanto de la silicona tiene su lado perverso. Al parecer, cada mujer que se somete a estos estruendos de voluptuosidad, incorpora a su hemisferio cortical izquierdo dos anómalas neuronas que las hacen más sueltas de lengua.
Podría nombrar a una serie de adictas al Gim, al platinado, y a la nunca bien ponderada sala de operaciones para demostrar que la silicona tiene efectos secundarios, y si, lo voy hacer, y no es que sus nombres alimenten mi ego frustrado, o mis más ocultos deseos de aumentar algo en mí, sino que sin querer, están cambiando los parámetros de las conversaciones con sus arrebatos de honestidad que ya tienen mi capacidad de asombro durmiendo en otro lado.
No citaré textual, porque evidentemente no merecen las comillas, empecemos: Ella me dijo sin prepararme para aquello: "Sí linda, tuve una hija, subí 22 kilos, me quería morir, pero bueno, todos me decían que es parte del ser madre, luego vino el segundo y NO, por ningún motivo. Osea, no te explico el dolor, me puse 150 cm cúbicos y me levanté las pechugas, me saqué un poco de rollos y acá me ves, regia como a los 15, imagínate, ya tengo 30 y ni se me nota.
Después de está curiosa especie de acertijo confesional, la soltó, y me dice con su voz de cuesco de palta en la boca ¿y tu Sole, cuánto te pusiste en las pechugas?. Para ser honesta no sabía si sentirme agredida u orgullosa, en mis escala de sentido común no está incorporado el ponerme cosas, es más, me he sacado un par de ellas por operaciones, a la vesícula por ejemplo, pero pensar en aumentarme las pechugas, es como pretender ponerme un lunar en la mitad de la frente para ver si puedo ser más sabia.
No sabía como sostener la conversación, porque esta mujer de apellido vinoso estaba amenazando mi paciencia y sin duda trasladándome a otro hemisferio absolutamente desconocido para mí. ¿será que las conversaciones entre mujeres están cambiando de tenor y estas son las preguntas de moda?, ¿será que tener 30 años es sinónimo de necesariamente tener que volver a los 15 a punta de operaciones?,. Diablos, tengo 32 y mi esfuerzo al respecto ha sido dejar de comer pasteles o cambiar a bebidas Light.
No, la verdad es que no me he puesto pechugas le contesté, entonces noté en su cara un dejo de desilusión, no creo que haya sido por el hecho de verme guapa sin quirófano, sino porque ya no había más que decir. ¿Dé que más podíamos hablar?. ¿del calentamiento global, de cómo están creciendo sus hijos?.
Te extrañé amiga Karin, pero que va, de todo hay que conocer en la viña del señor.

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