lunes, 30 de abril de 2007

El Elefante Encadendo


Cuando era niña, me encantaban los circos, lo que más disfrutaba eran los animales. También a mí como a otros, (de eso me enteré después), me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía un despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una estaca clavada en el suelo.

Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era relativamente gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal, capaz de arrancar un árbol de raíz con su propia fuerza, podría con facilidad, arrancar la estaca y huir.

El misterio es evidente ¿Qué lo mantiene allí entonces? ¿Por que no huye?

Cuando tenía 5 o 6 años, yo aun confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante, alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.

Si esta amaestrado.. ¿Por que lo encadenan entonces?

No recuerdo haber recibido ninguna respuesta que me hiciera feliz.

Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba "con otros que también se habían hecho la misma pregunta".

Hace algunos años descubrí, por suerte para mí, que alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:

El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.

Cerré los ojos e imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, lloró, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo... no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía... Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su suerte y se resignó a su destino.

Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree -pobre- que no puede.

El tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente esos recuerdos.

Jamás... jamás, intentó poner a prueba su fuerza otra vez, pues piensa que realmente la estaca es más fuerte que él...

- f i n-

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