lunes, 30 de abril de 2007
EPAAA
EL CUENTO DEL ELEFANTE ENCADENADO NO ES MÍO,,,,,,,LOS DE MI AUTORIA VAN CON EL SELLO,,,,,,,,A VECES ME ENAMORO DE HISTORIAS AJENAS
El Elefante Encadendo
Cuando era niña, me encantaban los circos, lo que más disfrutaba eran los animales. También a mí como a otros, (de eso me enteré después), me llamaba la atención el elefante. Durante la función, la enorme bestia hacía un despliegue de peso, tamaño y fuerza descomunal... pero después de su actuación y hasta un rato antes de volver al escenario, el elefante quedaba sujeto solamente por una cadena que aprisionaba una de sus patas a una estaca clavada en el suelo.
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era relativamente gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal, capaz de arrancar un árbol de raíz con su propia fuerza, podría con facilidad, arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente ¿Qué lo mantiene allí entonces? ¿Por que no huye?
Cuando tenía 5 o 6 años, yo aun confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante, alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.
Si esta amaestrado.. ¿Por que lo encadenan entonces?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta que me hiciera feliz.
Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba "con otros que también se habían hecho la misma pregunta".
Hace algunos años descubrí, por suerte para mí, que alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos e imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, lloró, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo... no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía... Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su suerte y se resignó a su destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree -pobre- que no puede.
El tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente esos recuerdos.
Jamás... jamás, intentó poner a prueba su fuerza otra vez, pues piensa que realmente la estaca es más fuerte que él...
- f i n-
Sin embargo, la estaca era sólo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en la tierra. Y aunque la cadena era relativamente gruesa y poderosa, me parecía obvio que ese animal, capaz de arrancar un árbol de raíz con su propia fuerza, podría con facilidad, arrancar la estaca y huir.
El misterio es evidente ¿Qué lo mantiene allí entonces? ¿Por que no huye?
Cuando tenía 5 o 6 años, yo aun confiaba en la sabiduría de los grandes. Pregunté entonces a algún maestro, a algún padre, o a algún tío por el misterio del elefante, alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado.
Si esta amaestrado.. ¿Por que lo encadenan entonces?
No recuerdo haber recibido ninguna respuesta que me hiciera feliz.
Con el tiempo me olvide del misterio del elefante y la estaca... y sólo lo recordaba cuando me encontraba "con otros que también se habían hecho la misma pregunta".
Hace algunos años descubrí, por suerte para mí, que alguien había sido lo bastante sabio como para encontrar la respuesta:
El elefante del circo no se escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy, muy pequeño.
Cerré los ojos e imaginé al pequeño recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que en aquel momento el elefantito empujó, lloró, tiró y sudó tratando de soltarse. Y a pesar de todo su esfuerzo... no pudo. La estaca era ciertamente muy fuerte para él. Juraría que se durmió agotado y que al día siguiente volvió a probar, y también al otro y al que le seguía... Hasta que un día, un terrible día para su historia, el animal aceptó su suerte y se resignó a su destino.
Este elefante enorme y poderoso, que vemos en el circo, no escapa porque cree -pobre- que no puede.
El tiene registro y recuerdo de su impotencia, de aquella impotencia que sintió poco después de nacer y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente esos recuerdos.
Jamás... jamás, intentó poner a prueba su fuerza otra vez, pues piensa que realmente la estaca es más fuerte que él...
- f i n-
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buenísimo,
uno de mis cuentos preferidos
vamos a necesitar ayuda
A ver, no es mi costumbre dejarlos con la incertidumbre,,,pero acaso no es romántico imaginar un desenlace,,,,y de paso nos hacemos famosos,,,,,
Entonces, el protagonista, los anónimos y otros,,podrían terminar el cuento,,,,,,,,,no es mala idea pues estoy bastante bloqueda por esos días,,,,,y me gustaría ver un final para esta particular historia,,,así que espero paciente
Soledad
Entonces, el protagonista, los anónimos y otros,,podrían terminar el cuento,,,,,,,,,no es mala idea pues estoy bastante bloqueda por esos días,,,,,y me gustaría ver un final para esta particular historia,,,así que espero paciente
Soledad
viernes, 20 de abril de 2007
su historia señor,,,,
Llevaba una camisa blanca, demasiado pequeña para su cuerpo, para su voz, para sus quinientas cuatro dudas y tres certezas. Una camisa demasiado pequeña para cubrir su profusa vanidad, pequeña para meter en ella la magia de sus intentos.
El atuendo le cubría como una manta tiesa e imprecisa, mientras caminaba por esos pasillos de cementos milenarios que atrapaban mil voces ya dormidas, más su inquieta voz que luchaba por no dormirse aún.
Con una mochila a cuesta y su lapicera dispuesta, dispuesta a desafiar y retratar cuanto fuese necesario para sacar al aire esa inquietante Caja de Pandora que traía por convicción.
Sigue caminando y su mirada se detiene siempre en el mismo punto, un pasillo junto a una pequeña escalera frente a los prados de su universidad, cómo si aquel ejercicio fuese un rito estricto y necesario. Demora el paso y sigue observando, porque espera que en ese rincón de fábulas algo haya cambiado y ese sea el aviso para reafirmar que ese es el día, que ese es el "gran día".
Sin embargo, todo sigue allí, el mismo rincón, las mismas escaleras, el mismo color. Está todo en su lugar, aquella guarida inmóvil le advierte que nada hay distinto al día anterior, ni a los meses anteriores, entonces sigue su camino con una evidente tranquilidad, porque aunque busque incesante ese aviso, sabe que el día en que aparezca, aparecerá también un desafío que cambiará su vida y ante esa convicción, este príncipe de ojos cálidos, sabía que tendría que responder, no existía otra alternativa.
Camino hacia su aula, nota que el piso cruje y que la luz es menos tenue que ayer, pero aquello es parte de su rutina para convertir el día en uno distinto al anterior, a veces no sabe si esos atisbos nacen de su imaginación o en realidad los días le regalan detalles, detalles sólo suyos.
Llega a casa, las paredes blancas, unas reglas, la lámpara dispuesta a ser cómplice de su inventiva y una cerveza, eran el comienzo de su batalla, el comienzo después de largas horas de buscar fuera sin buscar, del cansancio que le generaba sentir el vacío luego de conversaciones llenas de códigos que él no quería descifrar, pero finalmente llega a casa y sabe que el reencuentro con su rincón le hará llorar, quizás le confortará, le hará reír, pero siempre le recordará que está solo y esa convicción le lleva nuevamente a volar sobre ese pasadizo que le espera con un aviso, toma entonces fuerzas y vuelve a creer, vuelve a creer que mañana será un buen día, quizás sea el día… su gran día.
Mientras avanza hacia su clase, aun envuelto en el prolijo rito de observar ese rincón frente a la arboleda, siente una comezón en las manos, sus piernas se debilitan y mientras más fija su mirada, más entiende que algo distinto hay. Su estómago se convierte en un nudo que jamás sintió, no puede ni sabe identificar que le sucede, no alcanza a dimensionar el estremecimiento y la dulzura de lo que allí esta pasando.
Detiene el paso totalmente y entre el impacto de esas mil sensaciones trata de retener ese segundo, ese segundo antes de que su historia de un vuelco....
Mañana continua....
El atuendo le cubría como una manta tiesa e imprecisa, mientras caminaba por esos pasillos de cementos milenarios que atrapaban mil voces ya dormidas, más su inquieta voz que luchaba por no dormirse aún.
Con una mochila a cuesta y su lapicera dispuesta, dispuesta a desafiar y retratar cuanto fuese necesario para sacar al aire esa inquietante Caja de Pandora que traía por convicción.
Sigue caminando y su mirada se detiene siempre en el mismo punto, un pasillo junto a una pequeña escalera frente a los prados de su universidad, cómo si aquel ejercicio fuese un rito estricto y necesario. Demora el paso y sigue observando, porque espera que en ese rincón de fábulas algo haya cambiado y ese sea el aviso para reafirmar que ese es el día, que ese es el "gran día".
Sin embargo, todo sigue allí, el mismo rincón, las mismas escaleras, el mismo color. Está todo en su lugar, aquella guarida inmóvil le advierte que nada hay distinto al día anterior, ni a los meses anteriores, entonces sigue su camino con una evidente tranquilidad, porque aunque busque incesante ese aviso, sabe que el día en que aparezca, aparecerá también un desafío que cambiará su vida y ante esa convicción, este príncipe de ojos cálidos, sabía que tendría que responder, no existía otra alternativa.
Camino hacia su aula, nota que el piso cruje y que la luz es menos tenue que ayer, pero aquello es parte de su rutina para convertir el día en uno distinto al anterior, a veces no sabe si esos atisbos nacen de su imaginación o en realidad los días le regalan detalles, detalles sólo suyos.
Llega a casa, las paredes blancas, unas reglas, la lámpara dispuesta a ser cómplice de su inventiva y una cerveza, eran el comienzo de su batalla, el comienzo después de largas horas de buscar fuera sin buscar, del cansancio que le generaba sentir el vacío luego de conversaciones llenas de códigos que él no quería descifrar, pero finalmente llega a casa y sabe que el reencuentro con su rincón le hará llorar, quizás le confortará, le hará reír, pero siempre le recordará que está solo y esa convicción le lleva nuevamente a volar sobre ese pasadizo que le espera con un aviso, toma entonces fuerzas y vuelve a creer, vuelve a creer que mañana será un buen día, quizás sea el día… su gran día.
Mientras avanza hacia su clase, aun envuelto en el prolijo rito de observar ese rincón frente a la arboleda, siente una comezón en las manos, sus piernas se debilitan y mientras más fija su mirada, más entiende que algo distinto hay. Su estómago se convierte en un nudo que jamás sintió, no puede ni sabe identificar que le sucede, no alcanza a dimensionar el estremecimiento y la dulzura de lo que allí esta pasando.
Detiene el paso totalmente y entre el impacto de esas mil sensaciones trata de retener ese segundo, ese segundo antes de que su historia de un vuelco....
Mañana continua....
lunes, 16 de abril de 2007
Rodrigo
Creo que su lema siempre fue “Para llegar a casa falta, siempre falta un poco más y en ese trance, la vida suele llenarse de matices que jamás definirán su verdadero color, no lo harán hasta que ese conocimiento duela en el alma”.
Lo estricto es que el dolor enseña, las perdidas nutren y la felicidad es el resultado de esas mierdas y pesares,,,, la tranquilidad es el resultado, la comunión es el resultado, finalmente algo debe resultar de este flagelo voluntario, porque sus ojos lánguidos y brillantes están llenos de respuestas a las que les tiene miedo, les tiene pánico...porque si resuelve alguna de ellas, estará resolviendo una parte de su vida y su agonía de niño urgente no quiere despegar de allí, esa búsqueda quiere eternizarse en su rostro de ángel, porque a pesar de su pesar le ha dado resultado. Porque a pesar de su pesar, sabe que genera estas letras, porque a pesar de su pesar sabe que sigue allí, dando vueltas en las cabezas de quien elegió con pinzas,,,,,,,,
Dé quién hablo???........
Hablo del viajero incansable,,,,,,,,
Hablo de ti Rodrigo,,,,,,,,,,
,,,,,estoy en tu historia y quiero seguir estándolo,,,,,
Lo estricto es que el dolor enseña, las perdidas nutren y la felicidad es el resultado de esas mierdas y pesares,,,, la tranquilidad es el resultado, la comunión es el resultado, finalmente algo debe resultar de este flagelo voluntario, porque sus ojos lánguidos y brillantes están llenos de respuestas a las que les tiene miedo, les tiene pánico...porque si resuelve alguna de ellas, estará resolviendo una parte de su vida y su agonía de niño urgente no quiere despegar de allí, esa búsqueda quiere eternizarse en su rostro de ángel, porque a pesar de su pesar le ha dado resultado. Porque a pesar de su pesar, sabe que genera estas letras, porque a pesar de su pesar sabe que sigue allí, dando vueltas en las cabezas de quien elegió con pinzas,,,,,,,,
Dé quién hablo???........
Hablo del viajero incansable,,,,,,,,
Hablo de ti Rodrigo,,,,,,,,,,
,,,,,estoy en tu historia y quiero seguir estándolo,,,,,
Para Alnino
Para comenzar una historia se necesitan largas horas de enfrentamientos, esas horas de insomnio y el mal genio son los síntomas de esta manía de sentirnos distintos y concluir, después de un tiempo prudente que siempre pudo haber sido mejor, unas comas más, unas menos, palabras que pudieron ser otras.
Así nace una historia, en particular esta historia. No es fácil obviar que también será un regalo para quien, en esta ocasión lo leerá y no siempre es tan estricto, es solo que desde acá, al otro lado del mundo, trataré de robarle historias, historias quizás venideras a Albert........el príncipe, el ladrón, el mago, el mendigo o el extraño, pero finalmente el protagonista,,,,,,a quien aun no conozco, pero quien ya tiene una historia.
Alnino será su nombre..... y ya tiene rostro.
estoy en ello......paciencia
Así nace una historia, en particular esta historia. No es fácil obviar que también será un regalo para quien, en esta ocasión lo leerá y no siempre es tan estricto, es solo que desde acá, al otro lado del mundo, trataré de robarle historias, historias quizás venideras a Albert........el príncipe, el ladrón, el mago, el mendigo o el extraño, pero finalmente el protagonista,,,,,,a quien aun no conozco, pero quien ya tiene una historia.
Alnino será su nombre..... y ya tiene rostro.
estoy en ello......paciencia
Papá
Historias de valientes caballeros, de héroes milenarios, de poetas y adoquines sin fin. Historias de viejos marinos y viejos con botellas de tinto llenas de mil preguntas, de sonrisas y pedales, historias de paciencia...de infinita paciencia, de flores marchitas y aquellas brillantes, de promesas, de nietos y monos de nieve, historias de cuevas, de augurios y de eternas caminatas, historias de mar.
Historias que acompañan su limpia mirada, su sonrisa acogedora, su caminar de príncipe en trance, su única palabra, aquella que es verdad...simplemente porque él es verdad, esa palabra que es sólo mía, aquella que me calma, que me enseña mares legendarios, aquella que es promesa y futuro, aquella que hurga en el barro de niño, en las polquitas, en islas desafiantes, historias de cerros, de vocales, de cuentos que también compartió antes que yo llegara, aquellas historias que son también mis historias.
Entonces aparece calmo, aparece como un gigante imperturbable con sus miedos cotidianos que no lo destruyen, que sólo asustan su mirada pero que no roban su magia, que no roban la palabra precisa, esa mirada que vislumbra infinitos futuros, esa mirada que no permite dobleces, simplemente porque no los conoce.
Aparece nuevamente mi héroe, con un nuevo cuento, con una radio galena que alcanzaba mi mundo, con su mano gigante y eterna que protege mi memoria y mis dudas, aparece con sus ojos llenos de preguntas, llenas de certezas. Aparece como el hombre que marcó mis pautas, el hombre sabio y niño, el hombre vulnerable y valiente, aquel que plasma en un leño un mundo, aquel que deja sus temores grabados en secretos lugares, que son sólo sus lugares.
Y entonces emerge de pronto un mundo que no nos pertenece, un mundo de gigantes tristes, y veredas con murallas de espinas y aquel hombre de nariz judía duda, siente miedo, se detiene y quiere seguir detenido.....pero mi héroe no sabe de miedos aunque amenacen su almohada todo el tiempo, siente que no puede, sin embargo es capas de mirar con verdad, es capas de tomar mi mano y el miedo se desvanece, es capas de abrir mil puertas,,,mi héroe es capas de abrasar al mundo porque no tiene deudas y aquellas que son de billetera sólo son detalles.
Historias que acompañan su limpia mirada, su sonrisa acogedora, su caminar de príncipe en trance, su única palabra, aquella que es verdad...simplemente porque él es verdad, esa palabra que es sólo mía, aquella que me calma, que me enseña mares legendarios, aquella que es promesa y futuro, aquella que hurga en el barro de niño, en las polquitas, en islas desafiantes, historias de cerros, de vocales, de cuentos que también compartió antes que yo llegara, aquellas historias que son también mis historias.
Entonces aparece calmo, aparece como un gigante imperturbable con sus miedos cotidianos que no lo destruyen, que sólo asustan su mirada pero que no roban su magia, que no roban la palabra precisa, esa mirada que vislumbra infinitos futuros, esa mirada que no permite dobleces, simplemente porque no los conoce.
Aparece nuevamente mi héroe, con un nuevo cuento, con una radio galena que alcanzaba mi mundo, con su mano gigante y eterna que protege mi memoria y mis dudas, aparece con sus ojos llenos de preguntas, llenas de certezas. Aparece como el hombre que marcó mis pautas, el hombre sabio y niño, el hombre vulnerable y valiente, aquel que plasma en un leño un mundo, aquel que deja sus temores grabados en secretos lugares, que son sólo sus lugares.
Y entonces emerge de pronto un mundo que no nos pertenece, un mundo de gigantes tristes, y veredas con murallas de espinas y aquel hombre de nariz judía duda, siente miedo, se detiene y quiere seguir detenido.....pero mi héroe no sabe de miedos aunque amenacen su almohada todo el tiempo, siente que no puede, sin embargo es capas de mirar con verdad, es capas de tomar mi mano y el miedo se desvanece, es capas de abrir mil puertas,,,mi héroe es capas de abrasar al mundo porque no tiene deudas y aquellas que son de billetera sólo son detalles.
sábado, 14 de abril de 2007
Tiempo de bichos
Recuerdo patente que a los 20 años los resfriados, los malestares, las buenas costumbres, las camisetas de algodón, las panties gruesas, las vitaminas C, el frío, el calor, los amores esporádicos y el respectivo sufrimiento que duraba lo que un estornudo, eran parte de lo cotidiano y esa era la rutina, la que hoy, con unos añitos más, me parece una locura absolutamente insostenible....
Los recuerdos disfrasados de nostalgia no vienen a propósito de nada,,,invaden porque estoy totalmente resfriada y los bichos que dan vuelta a su antojo por mi cuerpecito, recienten mi ánimo....hace un rato pensaba que de a poco se pierde la costumbre de ignorar los avisos urgentes del cuerpo.......antes sólo era un resfriado, eso, un simple resfriado, era cuestión de horas para que desapareciara la tos y si no desaparecía no importaba porque no lo notaba, no me influía en lo absoluto, no me asustaba, los remedios y el doctor eran impensados,,,,,
Bueno, hoy estoy con una bufanda de algodón para que no me de alergia algún tipo de lana, tomo cada 8 horas un antinflamatorio y cada 12 un antibiótico, entre medio vitamina C y hierbas pectorales. Ya empiezo a identificar el nombre de los remedios y para qué sirven, incluso tengo en mi departamento un botiquín con termómetro incluido y pago mensualmente un servicio de visitas médicas a domicilio (por si acaso), ¿Por si acaso qué?.....
Pensaba entonces, será acaso, una especie de detonador biológico que hace de los achaques a los 30 y después de ellos, que los síntomas vengan a desafiar el equilibrio normal, que conviertan un resfriado en 3 días de cama, dolores musculares y mal genio.......o será que mi cerebro y sus neuronas asumen que estoy, quizas, en la mitad de mi vida y que me puedo morir incluso de un resfriado e inconcientemente ven resfriados donde no los hay,,,porque yo les aseguro, como dije antes, que a los 20 y tantos, los resfriados no existían,,,,,eran parte de la imaginación de los viejos,,,
La conclusión es entonces ¿quiero volver a los 20?...........La respuesta es clarísima, "NO".
Me gusta sentir que mi cuerpo da avisos porque quiere que lo cuide, me gusta saber el nombre de los remedios y para qué sirven, prefiero un buen vino, de un buen año, acompañado de una exquisita cena, prefiero invitar a los amigos y dejar las clásicas cuchas veinteañeras, y que esos amigos sean más, mucho más que compañeros de juerga, prefiero viajar en avión y no hacer dedo, prefiero dormir en una cama con un colchón con nombre y apellido, prefiero llegar a casa apuntando con el dedo la alarma del auto que apuntar para subir a la micro,,,,,,,en definitiva,,,prefiero estar 3 días en cama, resfriada a morir, pero disfrutando la solides de la sabiduría que me dieron los años,,,,,,eso no lo tranzo, no lo cambio y dificilmente lo comparto........TODO TIENE SU TIEMPO,,,TODOS TENEMOS NUESTRO TIEMPO,,,,,,,,,,
BYE A LOS 20......WELCOME 30......ACHISSSSSS
viernes, 13 de abril de 2007
Olvidé mi contraseña
Suele pasarme los días de lluvia, y es patológicamente cursi, pero si, olvido mi contraseña, mis modales, olvido que un punto fijo "no es la vida"....
Abro el closet y siempre es ropa oscura la que elijo, amarro mi pelo, tomo el bolso más cómodo y menos estético y salgo,,,,,y sigo olvidando para qué, para qué todo, porqué todo,,que se yo,,,,
Y no es que tenga tendencias suicidas ni nada por el estilo, pero de vez en cuando, sobre todo cuando siento que los pies se congelan y las gotas no tranzan en mi cara, sigo olvidando,,,,
Es más,,,,estoy frente a la pantalla y aun no identifico hacia donde voy,,,y es presisamente porque lo olvide,,,,
Eso si,,,nunca olvido cepillarme los dientes y tomar un café cargado mirando por la ventana,,,segura de que será un día inolvidable,,,,,
Abro el closet y siempre es ropa oscura la que elijo, amarro mi pelo, tomo el bolso más cómodo y menos estético y salgo,,,,,y sigo olvidando para qué, para qué todo, porqué todo,,que se yo,,,,
Y no es que tenga tendencias suicidas ni nada por el estilo, pero de vez en cuando, sobre todo cuando siento que los pies se congelan y las gotas no tranzan en mi cara, sigo olvidando,,,,
Es más,,,,estoy frente a la pantalla y aun no identifico hacia donde voy,,,y es presisamente porque lo olvide,,,,
Eso si,,,nunca olvido cepillarme los dientes y tomar un café cargado mirando por la ventana,,,segura de que será un día inolvidable,,,,,
martes, 3 de abril de 2007
El brindis postergado
Salvo mis esquinas y las fotos color sepia, nada me ataba a la casona del padre de mi padre. Mientras caminaba hacia ella la memoria traspasaba peligrosamente el tiempo, aquel tiempo del barro, las polquitas, el tiempo de las ciruelas verdes, los ataques con terrones en las vegas cercanas, ese olor a porotos que torturaba mis mañanas.
Allí estaba yo, frente a la herencia silenciosa que aullaba melancolías distantes.
El sillón de cáñamo permanecía intacto, era lo único en la sala, sin embargo el espacio parecía traspasar la soledad y los ecos de cada uno de mis pasos nerviosos, para llenarse con ese sillón que en algún tiempo pareció gigante y eterno y que hoy era una pequeña silla de mimbre.
Allí solía descansar el hombre, con la vista fija en la ventana que daba a un muro de cemento, como si aquello hubiese sido un paisaje celestial. Permanecía horas concentrado en sus fantasmas, quizás le perseguían desde niño como a mi, y aquel muro no los dejaba irse, el cemento los detenía y lo detenían a él.
Los recuerdos aparecieron uno a uno y el estallido en el estómago fabricó nuevos miedos. Siéntate me dijo el abuelo, que aparece corpulento frente a mi, con la misma postura de aquellos tiempos, seguramente no pudo traspasar el muro y se convirtió, en ese momento, en mi fantasma exclusivo.
Las lágrimas solo brotaron....brotaron como todas aquellas postergadas, como el perdón que nos debíamos, como el abrazo inquieto y torpe que sólo una vez nos dimos.
El abuelo mueve su silla de mimbre y levanta una tabla de ese piso de madera, ya parecido a una tumba improvisada y saca una botella vestida de polvo y telarañas. Abre el corcho con sus gruesas manos, toma un sorbo y me lo da sin decir palabras. Tomo de él con pudor, el sabor de vino era áspero e intenso. Bebí un sorbo ciego y se la entrego, pero ni la silla, ni el abuelo estaban, tampoco el muro de cemento. Salí de la casa con un fantasma menos y una botella a medio terminar.
Allí estaba yo, frente a la herencia silenciosa que aullaba melancolías distantes.
El sillón de cáñamo permanecía intacto, era lo único en la sala, sin embargo el espacio parecía traspasar la soledad y los ecos de cada uno de mis pasos nerviosos, para llenarse con ese sillón que en algún tiempo pareció gigante y eterno y que hoy era una pequeña silla de mimbre.
Allí solía descansar el hombre, con la vista fija en la ventana que daba a un muro de cemento, como si aquello hubiese sido un paisaje celestial. Permanecía horas concentrado en sus fantasmas, quizás le perseguían desde niño como a mi, y aquel muro no los dejaba irse, el cemento los detenía y lo detenían a él.
Los recuerdos aparecieron uno a uno y el estallido en el estómago fabricó nuevos miedos. Siéntate me dijo el abuelo, que aparece corpulento frente a mi, con la misma postura de aquellos tiempos, seguramente no pudo traspasar el muro y se convirtió, en ese momento, en mi fantasma exclusivo.
Las lágrimas solo brotaron....brotaron como todas aquellas postergadas, como el perdón que nos debíamos, como el abrazo inquieto y torpe que sólo una vez nos dimos.
El abuelo mueve su silla de mimbre y levanta una tabla de ese piso de madera, ya parecido a una tumba improvisada y saca una botella vestida de polvo y telarañas. Abre el corcho con sus gruesas manos, toma un sorbo y me lo da sin decir palabras. Tomo de él con pudor, el sabor de vino era áspero e intenso. Bebí un sorbo ciego y se la entrego, pero ni la silla, ni el abuelo estaban, tampoco el muro de cemento. Salí de la casa con un fantasma menos y una botella a medio terminar.
Un ratito por Bruselas
Bruselas, sin saber aun de qué hablamos, evoca esa sensación de estar perdido en Irlanda sin estarlo. La imaginación vuela entre melenas rojas, rock alternativo, lánguidos jeans, pálidos perfiles, hombres y mujeres llenos de historias, cuyo avanzar entre calles de adoquines están plasmados de “aroma a sobreviviente”. Sobrevivientes de guerras, sobrevivientes de ellos mismos, sobrevivientes de miradas como la del turista pretendiendo atraparlo todo.
Son, ese millón de habitantes, una alegoría a lo que en Chile se mal entendería como un país alternativo. La diferencia es que ellos lo son y lo son porque sus causas, sus excusas y sus miradas son una disyuntiva para indagar más allá. En definitiva ese susurro francés y neerlandés dando vueltas, hablan de guerras inconclusas que se vislumbran en las construcciones que tranzan insoslayablemente entre lo moderno y el legado pre guerra. No es extraño que habiten en departamentos que se reparten entre ladrillos desgastados, con balas incrustadas y modernas fachadas, todo ello en un solo espacio.
Esa suerte de matiz alternativo de los bruxellois (habitantes de Bruselas), se acrecienta con la irónica afición, mundialmente conocida, por la gran producción de historietas, lo que en definitiva nos habla del exquisito humor negro de quienes generan a partir del dolor aun patente, realidades paralelas. En el museo de historietas, ubicado en la misma ciudad, descansan, entre muchos, Pin Pin y su perro, cómo olvidarlo.
El aire frío y las calles angostas, nos trepan idiotizados a ese inevitable tren de nostalgia por aquella historia que sólo hemos ojeado en libros. Nos embarcamos en un viaje sin retorno, porque Bruselas, sin duda quedará en nuestros registros de bitácora.
París, aunque suene soberbio, puede ser un buen lugar de partida hacia la capital Belga. Luego de dos horas y media en auto, a una velocidad promedio de 130 Km., que parecen 20 cuando ves al thalys (tren rápido) pasar paralelo a tu ruta, a una celeridad que parece arrastrar tu pelo como si fuese un retaso de seda sin peso y es allí cuando notas que en definitiva, eres un retaso sin peso.
La información es poder, eso no está en discusión y siguiendo esa premisa conectas tu cabeza y tus dedos a http://www.mapy.fr/ , sólo basta eso y te aseguras pesquisar cuanto dato necesario hará del viaje una aventura segura, desde cuánto gastarás en bencina, en peajes (para lo que necesitas una tarjetita azul), hasta cuál es la mejor ruta a seguir dependiendo de dónde te encuentres, todo ello se obtiene pulsando Enter.
Camino a destino, se desfila por pequeñas paradas (aire), donde la excusa es un cigarro, una cerveza, un café, baño o sólo un pretexto para detenerse, lo que sin duda es parte de la mágica bienvenida .
Ya en Bruselas, las calles angostas y frías invitan a sentarse en pequeños puestos emplazados e una especie de mercado, en que las voces de los anfitriones se confunden entre el francés e ingles. Lo escogido será, sin duda, las mesas que están afuera, protegidas con toldos y al calor de estufas alimentadas por balones de gas, así se sortea un poco el frío y la cerveza se mezcla con la complicidad de las calles. El menú típico parece demasiado común para el entorno, pero en definitiva la sencillez del plato acompaña el escenario. Moules frites (papas fritas con mariscos), la especialidad de la casa.
No será sólo una cerveza. Cuando se está en casa ajena se toma todo lo que se sirve (así nos enseñaron en el colegio de curas), así que es probable que la resaca también quede inscrita en la bitácora del viaje y sin duda lo recomendado es que esas cervezas sean Grinbergen, definitivamente las mejores.
Son, ese millón de habitantes, una alegoría a lo que en Chile se mal entendería como un país alternativo. La diferencia es que ellos lo son y lo son porque sus causas, sus excusas y sus miradas son una disyuntiva para indagar más allá. En definitiva ese susurro francés y neerlandés dando vueltas, hablan de guerras inconclusas que se vislumbran en las construcciones que tranzan insoslayablemente entre lo moderno y el legado pre guerra. No es extraño que habiten en departamentos que se reparten entre ladrillos desgastados, con balas incrustadas y modernas fachadas, todo ello en un solo espacio.
Esa suerte de matiz alternativo de los bruxellois (habitantes de Bruselas), se acrecienta con la irónica afición, mundialmente conocida, por la gran producción de historietas, lo que en definitiva nos habla del exquisito humor negro de quienes generan a partir del dolor aun patente, realidades paralelas. En el museo de historietas, ubicado en la misma ciudad, descansan, entre muchos, Pin Pin y su perro, cómo olvidarlo.
El aire frío y las calles angostas, nos trepan idiotizados a ese inevitable tren de nostalgia por aquella historia que sólo hemos ojeado en libros. Nos embarcamos en un viaje sin retorno, porque Bruselas, sin duda quedará en nuestros registros de bitácora.
París, aunque suene soberbio, puede ser un buen lugar de partida hacia la capital Belga. Luego de dos horas y media en auto, a una velocidad promedio de 130 Km., que parecen 20 cuando ves al thalys (tren rápido) pasar paralelo a tu ruta, a una celeridad que parece arrastrar tu pelo como si fuese un retaso de seda sin peso y es allí cuando notas que en definitiva, eres un retaso sin peso.
La información es poder, eso no está en discusión y siguiendo esa premisa conectas tu cabeza y tus dedos a http://www.mapy.fr/ , sólo basta eso y te aseguras pesquisar cuanto dato necesario hará del viaje una aventura segura, desde cuánto gastarás en bencina, en peajes (para lo que necesitas una tarjetita azul), hasta cuál es la mejor ruta a seguir dependiendo de dónde te encuentres, todo ello se obtiene pulsando Enter.
Camino a destino, se desfila por pequeñas paradas (aire), donde la excusa es un cigarro, una cerveza, un café, baño o sólo un pretexto para detenerse, lo que sin duda es parte de la mágica bienvenida .
Ya en Bruselas, las calles angostas y frías invitan a sentarse en pequeños puestos emplazados e una especie de mercado, en que las voces de los anfitriones se confunden entre el francés e ingles. Lo escogido será, sin duda, las mesas que están afuera, protegidas con toldos y al calor de estufas alimentadas por balones de gas, así se sortea un poco el frío y la cerveza se mezcla con la complicidad de las calles. El menú típico parece demasiado común para el entorno, pero en definitiva la sencillez del plato acompaña el escenario. Moules frites (papas fritas con mariscos), la especialidad de la casa.
No será sólo una cerveza. Cuando se está en casa ajena se toma todo lo que se sirve (así nos enseñaron en el colegio de curas), así que es probable que la resaca también quede inscrita en la bitácora del viaje y sin duda lo recomendado es que esas cervezas sean Grinbergen, definitivamente las mejores.
Sus días de temor
Ella temía al silencio como a las agujas de las gordas enfermeras, como dar la paz en misa las pocas veces que pisó una iglesia, al aroma pegajoso del incienso que le recordara un lugar en el que no quiso estar, temía al olor ácido de un cuerpo recién amado. Como clavos punzantes removían su piel, esa tristeza monstruosa le llevaba como un trance inesperado a tu casa, a ese sofá verde que pretendía tragarle mientras observaba cada uno de tus pasos perfectos, cada rincón que te convertía en todo aquello necesario. Hoy no estás y no le teme a nada.
Silicona y neuronas. Una combinación peligrosa
El encanto de la silicona tiene su lado perverso. Al parecer, cada mujer que se somete a estos estruendos de voluptuosidad, incorpora a su hemisferio cortical izquierdo dos anómalas neuronas que las hacen más sueltas de lengua.
Podría nombrar a una serie de adictas al Gim, al platinado, y a la nunca bien ponderada sala de operaciones para demostrar que la silicona tiene efectos secundarios, y si, lo voy hacer, y no es que sus nombres alimenten mi ego frustrado, o mis más ocultos deseos de aumentar algo en mí, sino que sin querer, están cambiando los parámetros de las conversaciones con sus arrebatos de honestidad que ya tienen mi capacidad de asombro durmiendo en otro lado.
No citaré textual, porque evidentemente no merecen las comillas, empecemos: Ella me dijo sin prepararme para aquello: "Sí linda, tuve una hija, subí 22 kilos, me quería morir, pero bueno, todos me decían que es parte del ser madre, luego vino el segundo y NO, por ningún motivo. Osea, no te explico el dolor, me puse 150 cm cúbicos y me levanté las pechugas, me saqué un poco de rollos y acá me ves, regia como a los 15, imagínate, ya tengo 30 y ni se me nota.
Después de está curiosa especie de acertijo confesional, la soltó, y me dice con su voz de cuesco de palta en la boca ¿y tu Sole, cuánto te pusiste en las pechugas?. Para ser honesta no sabía si sentirme agredida u orgullosa, en mis escala de sentido común no está incorporado el ponerme cosas, es más, me he sacado un par de ellas por operaciones, a la vesícula por ejemplo, pero pensar en aumentarme las pechugas, es como pretender ponerme un lunar en la mitad de la frente para ver si puedo ser más sabia.
No sabía como sostener la conversación, porque esta mujer de apellido vinoso estaba amenazando mi paciencia y sin duda trasladándome a otro hemisferio absolutamente desconocido para mí. ¿será que las conversaciones entre mujeres están cambiando de tenor y estas son las preguntas de moda?, ¿será que tener 30 años es sinónimo de necesariamente tener que volver a los 15 a punta de operaciones?,. Diablos, tengo 32 y mi esfuerzo al respecto ha sido dejar de comer pasteles o cambiar a bebidas Light.
No, la verdad es que no me he puesto pechugas le contesté, entonces noté en su cara un dejo de desilusión, no creo que haya sido por el hecho de verme guapa sin quirófano, sino porque ya no había más que decir. ¿Dé que más podíamos hablar?. ¿del calentamiento global, de cómo están creciendo sus hijos?.
Te extrañé amiga Karin, pero que va, de todo hay que conocer en la viña del señor.
Podría nombrar a una serie de adictas al Gim, al platinado, y a la nunca bien ponderada sala de operaciones para demostrar que la silicona tiene efectos secundarios, y si, lo voy hacer, y no es que sus nombres alimenten mi ego frustrado, o mis más ocultos deseos de aumentar algo en mí, sino que sin querer, están cambiando los parámetros de las conversaciones con sus arrebatos de honestidad que ya tienen mi capacidad de asombro durmiendo en otro lado.
No citaré textual, porque evidentemente no merecen las comillas, empecemos: Ella me dijo sin prepararme para aquello: "Sí linda, tuve una hija, subí 22 kilos, me quería morir, pero bueno, todos me decían que es parte del ser madre, luego vino el segundo y NO, por ningún motivo. Osea, no te explico el dolor, me puse 150 cm cúbicos y me levanté las pechugas, me saqué un poco de rollos y acá me ves, regia como a los 15, imagínate, ya tengo 30 y ni se me nota.
Después de está curiosa especie de acertijo confesional, la soltó, y me dice con su voz de cuesco de palta en la boca ¿y tu Sole, cuánto te pusiste en las pechugas?. Para ser honesta no sabía si sentirme agredida u orgullosa, en mis escala de sentido común no está incorporado el ponerme cosas, es más, me he sacado un par de ellas por operaciones, a la vesícula por ejemplo, pero pensar en aumentarme las pechugas, es como pretender ponerme un lunar en la mitad de la frente para ver si puedo ser más sabia.
No sabía como sostener la conversación, porque esta mujer de apellido vinoso estaba amenazando mi paciencia y sin duda trasladándome a otro hemisferio absolutamente desconocido para mí. ¿será que las conversaciones entre mujeres están cambiando de tenor y estas son las preguntas de moda?, ¿será que tener 30 años es sinónimo de necesariamente tener que volver a los 15 a punta de operaciones?,. Diablos, tengo 32 y mi esfuerzo al respecto ha sido dejar de comer pasteles o cambiar a bebidas Light.
No, la verdad es que no me he puesto pechugas le contesté, entonces noté en su cara un dejo de desilusión, no creo que haya sido por el hecho de verme guapa sin quirófano, sino porque ya no había más que decir. ¿Dé que más podíamos hablar?. ¿del calentamiento global, de cómo están creciendo sus hijos?.
Te extrañé amiga Karin, pero que va, de todo hay que conocer en la viña del señor.
lunes, 2 de abril de 2007
20 Lucas, Cuento ganador del concurso Gran reserva Radio Concierto
20 lucas
Escoge medias caladas, tacones aguja. suelta sus
rizos. Enciende un mentolado y se viste
disciplinadamente.
Empuña las manos, irgue rígido su cuello, abre la
puerta de zinc y sale. Sube a la micro, clava su
mirada al vidrio hasta la siguiente parada. Allí está
su esquina.
Su mentón tirita segundos. bruscamente zarandea la
cabeza sacando mierda de ella, entonces desempuña sus
manos, relaja el cuello, sube unos centímetros su
falda, y enciende otro mentolado.
Son las 6 de la madrugada, el frío cala sus huesos.
Abre la puerta de zinc, destapa un Sauvignon blanc
que robó a su último cliente, besa a su niño y escupe
sobre las 20 lucas.
Soledad Burgos
http://admin.iberoamerican.cl/UserFiles/File/CONCIERTO/GRANRESERVA/cuentos/20_lucas.pdf
Escoge medias caladas, tacones aguja. suelta sus
rizos. Enciende un mentolado y se viste
disciplinadamente.
Empuña las manos, irgue rígido su cuello, abre la
puerta de zinc y sale. Sube a la micro, clava su
mirada al vidrio hasta la siguiente parada. Allí está
su esquina.
Su mentón tirita segundos. bruscamente zarandea la
cabeza sacando mierda de ella, entonces desempuña sus
manos, relaja el cuello, sube unos centímetros su
falda, y enciende otro mentolado.
Son las 6 de la madrugada, el frío cala sus huesos.
Abre la puerta de zinc, destapa un Sauvignon blanc
que robó a su último cliente, besa a su niño y escupe
sobre las 20 lucas.
Soledad Burgos
http://admin.iberoamerican.cl/UserFiles/File/CONCIERTO/GRANRESERVA/cuentos/20_lucas.pdf
celebremos por los muertos,,,
es extraño
preparar y disponer la mejor sonrisa en la mitad de la celebración, pedirles a cada uno que se acomoden de tal forma que sean mudos testigos de "la impresión de la noche, la clásica foto"...eso ya no pasa y no debiera seguir pasando, cuando ya la treintena amenaza en dejarnos un poco agónicos, lo presiso es el anonimato,,,¿entonces que hacen ellos, incluyéndome, con una copa en la mano y una sonrisa sacada de cuentos?, imagino que reniegan de la treintena, algunos de la cuarentena (en todo el sentido de la palabra), y posan orgullosos de poder salir de donde estaban, de la conversación, del firteo, del recuerdo de historietas que avanzan con la noche,,,,salen de allí y posan porque este registro es importante,,,,,,importante para mí.......salud y gracias
domingo, 1 de abril de 2007
perdí un aro
Es imposible que sólo sea el aro lo que pierdes......con ello pierdes una historia o sencillamente nace otra,,,,
En la mitad del cumpleaños noté que esta vez el aro trajo consigo el recuerdo constante de una Soledad que yacía en los pasillos de cualquier lado, daba igual,,,,,y apareció de pronto y sin aviso la Soledad que tanto extrañaba....las cosquillas, la fe ciega, un salto al vacío sin precausiones, el no sentir temor,,,,
Finalmente perdí el aro,,,y no quiero encontrarlo,
En la mitad del cumpleaños noté que esta vez el aro trajo consigo el recuerdo constante de una Soledad que yacía en los pasillos de cualquier lado, daba igual,,,,,y apareció de pronto y sin aviso la Soledad que tanto extrañaba....las cosquillas, la fe ciega, un salto al vacío sin precausiones, el no sentir temor,,,,
Finalmente perdí el aro,,,y no quiero encontrarlo,
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