Me sentía pésimo, mi voz apalomizada, para quienes recuerdan a Susana Palomino y mis ojeras voluminosas, sumado a esa tos carraspeada y un dolor pronunciado y constante en los pulmones que puede ser producto del colchón, de una mala postura, en fin,, pero que aterra porque lo primero que se viene a la cabeza es pulmonía, cáncer, tumor, transplante, etc,,,por lo demás ese silbido pequeñito e infame me obligaron, por miedo, a llamar al Doc. La señorita que respondió el llamado me preguntó qué siente y a medida que describía mis síntomas me asustaba más, luego me pregunta la edad, le digo 33 y me dice, en 20 minutos están en su departamento (desgraciada), me sonó en 20 minutos está el carro fúnebre, generalmente se demoran 40 minutos,,,,el caso es grave pensé en mi desesperación.
Me abrigué como esquimal, prendí un incienso de esos que supuestamente relajan (era para relajar al doctor), me senté como momia en el sofá y esperé. Suena el timbre, dos sujetos vestidos como cazafantasmas, con maletas enormes, uno vestido de blanco y el otro de un verde pálido y poco amigable, como dispuestos a aplicar una descarga eléctrica y el ejercicio de reanimación respectivo.
Qué le pasó señorita?, me siento mal, bla bla bla, mis pulmones, bla bla bla, la tos carraspeda, bla bla bla, fumo bla bla bla. Entonces el hombre de verde pálido me dice que vamos a tomar la temperatura, demoré 5 minutos en sacarme los dos chalecos, el polar y finalmente la sensación helada del termómetro que siempre da la impresión de que queda mal puesto…tomó mi brazo y presionó hasta que sentí que me explotaban las venas (instrumento para tomar la presión). Mientras estábamos en ese trámite el doctor me preguntaba por los adornos, la mesa de centro, la tripolina, el baúl, las máquinas de fotos, etc etc etc. Sospechaba que era la introducción a esa innombrable palabra. Vamos a inyectar benzatina con penicilina…mierdaaaaaaaa,,,,,recordaba esa frase de niña y la verdad es que a esta altura el pudor era más doloroso que el pinchazo…. Caminé parsimoniosa a mi pieza, el paramédico me dice que el líquido es denso y dolerá un poquito. No entendí la idea de conversar como loro de este señor mientras me pinchaba el trasero, así que sólo alcancé a dirigir un par de monosílabos.
Me dejaron la receta, las felicitaciones por lo lindo del departamento y mi pierna derecha trunca y coja.