Me acuerdo cuando era chiquitita como una pepita de ají y me enamoré por primera vez, lo recuerdo patente porque hoy me lo he topado en la calle después de 17 años o algo más.
Tenía cerca de 14, el jumper me llegaba a la rodilla y sólo un pedacito de piel asomaba entre este retaso de tela y mis calcetas azules, mi cara siempre fue pálida y con un atisbo de incertidumbre que cargo hasta hoy.
Me quedaba en los recreos viéndolo caminar, reír, hablar. Me parecía el hombre más hermoso, perfecto e inalcanzable y lo era porque aunque se fijase en mí no me atrevía a sostener su mirada por más de dos segundos, era esa timidez exquisita y recién descubierta cuando te enamoras por primera vez.
Pasó un año y cambié la talla de mi sostén, la falda se acortó un poco y esa mirada de incertidumbre que me caracterizaba ya tenía algunas respuestas...recuerdo que nos encontramos de frente a la salida del colegio y sostuvimos con pánico las miradas por un tiempo que pareció eterno, luego de eso mis mañanas tenían más sentido, iba al colegio como quien va al mejor concierto del mundo.
Después de ese encuentro lleno de sentido, nos topábamos a propósito a cada rato, en cada recreo, fuera de las horas de clases, siempre mirándonos sin decir palabra, hasta que un día Fernando me esperó fuera de mi salón, no dijo nada, sólo se quedó parado frente a mí, tomó mi bolsón y caminamos hacia el parque donde esperaba el furgón que me llevaba a casa.
Nunca voy a olvidar ese trayecto, no nos dijimos nada, pero ha sido de las conversaciones más intensas que he tenido en mi vida, mi estómago era un nudo, las piernas dos hilos sin voluntad propia, recuerdo que hacía mucho frío, pero mis pómulos estaban enrojecidos y él sólo caminaba junto a mí y de vez en cuando me sonreía.
Llegamos al lugar dónde esperaban por mí, entonces me devuelve el bolso, toma mi mejilla con su mano entumecida y me da un beso, mis labios estaban fríos y los suyos cálidos, sentí que mi vida no había tenido sentido hasta ese minuto, lo amé con todo lo que tenía a cuestas y lo seguí amando muchos años más, lo seguí amando hasta hoy que me lo he encontrado.
Ese Fernando, mi primer amor, es hoy un hombre,,,,,y al verlo me despedí del niño que inspiró cientos de decisiones en mi vida.
Tenía cerca de 14, el jumper me llegaba a la rodilla y sólo un pedacito de piel asomaba entre este retaso de tela y mis calcetas azules, mi cara siempre fue pálida y con un atisbo de incertidumbre que cargo hasta hoy.
Me quedaba en los recreos viéndolo caminar, reír, hablar. Me parecía el hombre más hermoso, perfecto e inalcanzable y lo era porque aunque se fijase en mí no me atrevía a sostener su mirada por más de dos segundos, era esa timidez exquisita y recién descubierta cuando te enamoras por primera vez.
Pasó un año y cambié la talla de mi sostén, la falda se acortó un poco y esa mirada de incertidumbre que me caracterizaba ya tenía algunas respuestas...recuerdo que nos encontramos de frente a la salida del colegio y sostuvimos con pánico las miradas por un tiempo que pareció eterno, luego de eso mis mañanas tenían más sentido, iba al colegio como quien va al mejor concierto del mundo.
Después de ese encuentro lleno de sentido, nos topábamos a propósito a cada rato, en cada recreo, fuera de las horas de clases, siempre mirándonos sin decir palabra, hasta que un día Fernando me esperó fuera de mi salón, no dijo nada, sólo se quedó parado frente a mí, tomó mi bolsón y caminamos hacia el parque donde esperaba el furgón que me llevaba a casa.
Nunca voy a olvidar ese trayecto, no nos dijimos nada, pero ha sido de las conversaciones más intensas que he tenido en mi vida, mi estómago era un nudo, las piernas dos hilos sin voluntad propia, recuerdo que hacía mucho frío, pero mis pómulos estaban enrojecidos y él sólo caminaba junto a mí y de vez en cuando me sonreía.
Llegamos al lugar dónde esperaban por mí, entonces me devuelve el bolso, toma mi mejilla con su mano entumecida y me da un beso, mis labios estaban fríos y los suyos cálidos, sentí que mi vida no había tenido sentido hasta ese minuto, lo amé con todo lo que tenía a cuestas y lo seguí amando muchos años más, lo seguí amando hasta hoy que me lo he encontrado.
Ese Fernando, mi primer amor, es hoy un hombre,,,,,y al verlo me despedí del niño que inspiró cientos de decisiones en mi vida.
2 comentarios:
que lindo, que recuerdos aquellos donde el estómago era la única referencia porque la cabeza no funcionaba al ritomo de las hormonas, mi primer amor se llamaba Ana y quisiera encontrarla para así como tú, poder despedirme de esa sensación de que nada puede ser más perfecto que el primer amor, porque desde entonces he buscado incansablemente la misma alegría y no la he encontrado
Hola, pasaba a saludarte,mi primer amor??es algo loco, a veces lo veo, le pregunto el valor de cosas que nunca comprare solo pa que me mire alos ojos y vuelvan ami memoria un millon de recuerdos,recuedos, el mejor programa que coloco Dios en nuestro disco duro..un beso..te dejo mi msn para que nos conectemos piapia54@hotmail.com
Publicar un comentario