Las palabras encierran un poder inimaginable, pueden nacer del alma más sublime o simplemente de una oscura vanidad. Plasmarlas en una pantalla en blanco suele ser un desafío que enamora o genera olvidos, pero ellas están, ellas conocen y muestran, pueden ser rubias, altas, de ojos verdes o amarillos, pueden ser, y esta es la magia, como yo quiero que sean.
Se suele caminar a ciegas, guiado por el murmullo de teclas que apuran la palabra, cayendo en un destino que reposa en nuestra imaginación, un destino que siempre se acercara al idilio, mientras no haya una imagen que vulnere y acabe de golpe con nuestras perspectivas. Los rostros están de más, el idioma es la palabra y ese es el objeto del juego.
No se sabe que es lo que se descubre, ni que futuros se vislumbran, pero si, que este nuevo camino es lo buscado. Se depositan en lugares inéditos las esencias de cada uno, se llenan de letras muy cuidadas ese blanco, justo frente a los ojos. Se cuelgan de pequeños mensajes el aliento que sale del interior, se hacen posible los miedos y las aventuras. Se es capaz de iniciar, continuar y elegir y si el cansancio asoma solo el necesario apagar la computadora.
Él está frente a mi pantalla, me pide que le hable de mis matices, de como ellos invaden su pantalla, él busca formas y reflejos y se alegra cuando la curiosidad le llama.
Me dice que no alcanza a medir la nueva sorpresa cuya caja yo soy, como un regalo de bienvenida, disfruta la intriga encontrando seguridad en la capacidad de asombro, acepta el desafío y goza del placer sostenido de las palabras, que forman ideas, que dirigen flechas certeras.
Horas más tarde se acuerda una fecha, lugar, y una hora. Pero ambos sabemos que esa esquina estará vacía, porque lo que enamora en definitiva es el rostro que genera la imaginación, no la verdad que sale de la pantalla.
viernes, 30 de marzo de 2007
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2 comentarios:
Elijo el primero para no invadir...
Alguna vez en una plática con un escritor italiano el desgraciado me plantó una idea:
Salir a la mar (la infinita mar) y no volver hasta haber pescado un tigre.
Tengo un rato aquí. Ya vi tus ojos y estoy esperando a ver tus negras rayas...
Por otro lado, Amado Nervo. Que hermoso regalo, una ocasión, hace muchos años ya, también me regalaron un poema de él, aun lo conservo, en un cristal debajo de mi escritorio... (esto es compartirse un poco).
Besos.... Que los lapsos hoy nos sean breves.
:-) si tú te robas mis frases yo me robo estas líneas...
Son mías Soledad... A ciegas. Son todas mías...
Tenías razón con tu caja de Pandora. Esa inscripción esperaba por alguien...
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