lunes, 27 de julio de 2009


Siempre fuimos tan vulnerables a tu candidez abuela, a tu certeza de familia, a tus orgullos y fortalezas.
Siempre y sin excepción nos entregamos a tu abrigo, nos acogimos a tu cuna, a esa cuna que nos hablaba de nuestro exclusivo DON, de la familia, nuestra familia. Esa que celosamente moldeaste durante tu vida, esta familia que te llenaba de luz, de calor, de respeto, esta familia que es tu más fiel legado.
Y míranos acá, tan orgullosos, tan agradecidos, tan impregnados de la nobleza con la que partiste, pues nos regalaste a cada uno la tranquilidad de verte satisfecha, de verte bien abuela, de verte lista para partir.
Y acá estamos, tal cual nos pensaste, despidiéndote en lo cotidiano y dándote la bienvenida en lo esencial.
Gracias viejita por tu herencia, gracias por habernos regalado la certeza de que no te irás.
Hasta pronto bebita.

2 comentarios:

Gonxalo Oyanedel dijo...

Un respetuoso silencio...

Daniela dijo...

Desde es último vino que no encuentro......

...Escribe.